sábado, 20 de noviembre de 2010

ALBORES DE SU SEGUNDO ADVENIMIENTO



Revelaciones dadas a un alma
a quien Jesús le llama cariñosamente
Agustín del Divino Corazón.

El cielo os avisa, llamo a toda la humanidad
Agosto 7/08 (1:20 p.m.)
Jesús dice:
Os amo tanto, que os miro con beneplácito.
Beneplácito porque os acordáis de Mí.
Beneplácito porque venís a dulcificar la soledad de mi
Sagrario. Sois hijos de predilección porque sois apóstoles de
los últimos tiempos que reciben enseñanza de María, Maestra
de los apóstoles de los últimos tiempos.
Os llamo a todos vosotros a que llevéis en los hombros el
estandarte ensangrentado de mi Cruz.
No tengáis miedo al sufrimiento, no tengáis miedo a la
persecución, no tengáis miedo a nada porque Yo os defiendo;
porque Yo pondré en vuestros labios y en vuestro corazón
palabras de sabiduría, palabras de ciencia que serán flechas
envenenadas para los corazones soberbios, serán flechas
envenenadas para los corazones de dura cerviz, serán flechas
envenenadas para los altivos y arrogantes de pensamiento.
Sed humildes, sed sencillos, porque la arrogancia no camina
a mi lado, porque la prepotencia hiere mi corazón. Pedidme
que os vista con ropajes de humildad, pedidme que os vista
con ropajes de prudencia.
Pedidme que os vista con ropajes de sigilo, con ropajes de
santidad, porque estáis inmersos en un mundo
convulsionado.
Convulsionado porque los hombres se han alejado de mí.
Convulsionado porque los mismos hombres se creen dios.
Convulsionado porque los mismos hombres crean sus
propias teorías, sus propios pensamientos; forman
sectarismos, sectarismos que no tienen nada que ver con mi
doctrina.
Pensamientos que os quitan el estado de gracia, os roban la
luz que os doy, os roban el premio más grande que es vuestra
salvación.
Por eso que vuestra vida se desarrolle toda en función mía.
Añoradme, deseadme, habladme desde el silencio de vuestro
corazón que Yo os escucho, yo os doy paz, yo calmo la
tormenta impetuosa de los vientos fuertes que zambullen
dentro de vosotros.
Mirad, que con tan sólo mirarme en el Pan Consagrado por
pago de vuestra mirada os doy paz.
Por pago a vuestra visita os adorno de perlas preciosas,
perlas preciosas que debéis ir guardando en el cofre de oro de
vuestro corazón para que, cuando os llame, me entreguéis
una corona adornada de perlas y brocado.
Creed que estáis en el final de los últimos tiempos; tiempos
de confusión, tiempos de degradación moral. Tiempos de
hedonismo, tiempos de inmoralidad; tiempos en los que a lo
bueno se le llama malo y a lo malo se le llama bueno.
Tiempos en los que los hombres cierran sus oídos a mi voz,
cierran sus ojos a mi presencia, cierran sus corazones a mi
amor.
Tiempos en que muy pocas veces se habla, en los púlpitos,
del infierno y del purgatorio.
Tiempos en que mi presencia Eucarística se quiere reducir al
mero simbolismo.
Tiempos en que se le mengua importancia a los Sacramentos.
Tiempos en que circulan libros, libros que os contaminan,
libros que os hacen divagar en incertidumbres cuando el
verdadero libro son las Sagradas Escrituras.
Llamo a toda la humanidad a un cambio de pensamiento, a
un cambio de actitud.
Llamo a toda la humanidad al Sacramento de la Confesión,
Sacramento que purifica de la inmundicia de vuestro corazón
y os da hermosura, os da limpieza, os da claridad.
Llamo a toda la humanidad al Sacramento invención de
amor, a la Eucaristía, momento en el que el cielo se junta con
la tierra.
Llamo a toda la humanidad a la práctica de los Sacramentos,
Sacramentos que son fuentes de gracia. Sacramentos que son
medios de santidad.
Llamo a toda la humanidad a un acercamiento a Dios. Dios
que es benévolo. Dios que es misericordioso para con el
pecador, no importa la cantidad y magnitud de vuestros
pecados; importa vuestro deseo de cambio, importa vuestro
verdadero arrepentimiento, importa vuestras ansias de cielo y
de santidad.
Llamo a toda la humanidad a la oración.
Oración que os transforma.
Oración que da muerte a vuestras pasiones, a vuestro pecado.
Oración que da muerte a vuestras debilidades.
Oración que da muerte a vuestros pensamientos terrenales,
pensamientos de hombre concupiscente.
Oración que os viste con nuevas vestiduras, vestiduras de
ángeles.
Llamo a toda la humanidad a adorar mi Misterio Eucarístico.
Os espero a todos en el Sagrario:
Para daros todo el amor que no reciben allí afuera.
Para sanar vuestros corazones heridos.
Para sanar vuestras llagas purulentas.
Para daros ese abrazo sincero, ese abrazo sentido que tan sólo
Yo os puedo dar.
Para mostraros vuestras imperfecciones.
Para daros verdadero dolor a vuestro corazón y serios
propósitos de cambio.
Para mostraros lo que es el cielo, lo que es la vida de
santidad, lo que es la vida de gracia.
Para socorreros en vuestras necesidades.
Para aliviaros en vuestro dolor, en vuestra enfermedad.
Para daros apoyo en vuestra tristeza porque no estáis solos,
Yo estoy con vosotros.
Llamo a toda la humanidad a que tomen conciencia,
conciencia de que el tiempo se os acaba, conciencia de que
estoy próximo por llegar a vosotros para juzgaros en el amor
pero también en la justicia.
Llamo a toda la humanidad a una radicalidad en el
Evangelio.
Llamo a toda la humanidad a un morir total al hombre
terrenal para dar nacimiento al hombre espiritual.
Llamo a toda la humanidad a que haga caso a la voz de los
verdaderos profetas, a que hagan caso a los mensajes de mi
Madre y a mis mensajes porque el cielo os da oportunidades
para que os salvéis, pero muchos hombres la desechan,
muchos hombres rechazan mis manifestaciones de amor en la
tierra, tierra que sufrirá un cambio, tierra que será
transformada para que viváis en la nueva Jerusalén.
Mi día está muy próximo, día de mi gran misericordia y
corrección de las conciencias.
Preparaos, preparaos para cuando llegue el momento no os
sorprenda como ladrón furtivo.
El cielo os avisa, os avisa para que os convirtáis de corazón.
El cielo os avisa para que replanteéis vuestro proyecto de
vida.
El cielo os avisa para que dejéis atrás vuestras cadenas,
vuestras esclavitudes y viváis en la libertad del cielo.
El cielo os avisa para que abráis vuestros oídos a las
profecías, a los mensajes; para que abráis vuestros oídos a
cada palabra, palabra que debe calar en la profundidad de
vuestro corazón y producir fruto abundante.
El cielo os avisa para que os ganéis una porción en mi Reino.
El cielo os avisa para que vayáis hoy mismo a purificar
vuestro corazón en los Ríos de la Gracia.
El cielo os avisa para que perdonéis de corazón, para que
dejéis vuestro comodismo, para que os alejéis del mundo
consumista, modernista; para que bebáis en verdaderas
fuentes, fuentes donde hay agua que calma vuestra sed.
Fuentes que son mi Palabra, palabra que os transforma,
palabra que va cambiando vuestra manera de pensar, vuestra
manera de ser, vuestra manera de actuar.
El cielo os avisa para que seáis fuertes en el tiempo de la
tribulación, para que sepáis resistir a todos los combates y
embates, para que no seáis engañados, ni seducidos en el
imperio del anticristo.
El cielo os avisa para que seáis salvos, para que os aferréis al
manto Sagrado de mi Madre. Ella es la puerta del cielo. Ella
es el camino que os conduce a Mí, os conduce a Dios.
El cielo os avisa para que os arrepintáis de vuestras
negligencias, para que os arrepintáis de vuestra mala
administración de vuestra vida, de los bienes que Dios os ha
concedido, para que os rectifiquéis, para que os enmendéis,
para que seáis caritativos unos con otros porque la caridad
borra multitud de pecados.
El cielo os avisa para que os dejéis enseñar por María,
Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos.
Ella os muestra el verdadero camino.
Ella os muestra y os da a conocer la verdadera sabiduría,
Sabiduría Divina que cae como rosas de distintos colores a
vuestro corazón para formar allí un bello jardín; jardín que
debéis cultivar con esmero, con vuestra oración, con vuestras
penitencias, con vuestros ayunos, con vuestra renuncia de sí
mismo.
El cielo os avisa porque mi llegada está muy próxima.



PARA BAJAR EL LIBRO COMPLETO EN FORMATO PDF

No hay comentarios:

Publicar un comentario